Si estás leyendo esto, seguramente sea porque te ha mosqueado que el cliente te haya pedido el proyecto de edición o tal vez, hayas contratado un servicio de vídeo y lo estés pidiendo y te lo están negando. Se trata de una tendencia en alza y aquí vamos a resolver todas tus dudas sobre si se tiene que entregar el proyecto de edición o no.
Si está escrito, va a misa (casi siempre)
Lo primero es aclarar que si en el presupuesto oficial está indicado que el proyecto NO se entrega, el cliente no tiene más remedio que renunciar a obtenerlo. Punto. No hay nada que venza a esta regla: lo que se puso por escrito se debe respetar. Por ello, para evitarte malos entendido, conflictos o discusiones infértiles… Desde MVB Prods. #SomsoVideo te aconsejamos que cuando pases un presupuesto oficial por tus servicios, aclares en las condiciones el proyecto de edición o animación no está incluido en el precio. Esta es la mejor forma de evitarte problemas ya que es un documento vinculante ante posibles litigios futuros. Ahora bien, ¿qué pasa si no lo has dejado por escrito porque se trataba de un trabajo exprés y tu presupuesto fue aprobado «de palabra» sin poder aclarar las condiciones? Si este es tu caso, o se le parece, vamos a analizar tu situación y responder a todas tus dudas:
El cliente pide el proyecto de edición o animación «porque se lo piden otros»
Una PYME o empresa grande que han contratado a un editor interno (puede ser en el departamento de comunicación o de márketing) ahora solicita el proyecto de edición para «uso interno» o «archivo». Vamos, que quieren tener el control total del vídeo aún sabiendo que pedirlo es un acto de mala praxis audiovisual. Pues esto se está convirtiendo en tendencia y los proveedores externos nos vemos en el dilema de tener que dar una respuesta. Tienes 3 opciones:
-
Decir que sí: (total, qué más te da…)
-
Negarte (a riesgo de perder el cliente) o…
-
Tratar de cobrarlo como un servicio aparte.
Yo a esta última opción la veo un poco rara porque enviar un proyecto no te lleva «más tiempo de trabajo». Si entregas tu archivo más bien estás «vendiendo» tu trabajo y la posibilidad de modificarlo sin consultarte. Un archivo de ese tipo tiene valor en un equipo con más editores o para tus alumnos… Pero ¿para un cliente? Huele a que quiere tener todo el poder sobre ese vídeo. Pedir más dinero por un proyecto parece me suena más una multa que a un sobrecoste. Yo lo entregaría o me negaría. Eso sí, la entrega no tiene por qué ir libre de condiciones, eso lo tienes que sopesar detenidamente. Si por el contrario te niegas, hay algunas cosas que debes tener en cuenta:
¿El proveedor está amparado por los derechos de autor frente al cliente?
El tema toca el palo de la propiedad intelectual y el de lo mercantil. Es decir, el proyecto de tu trabajo está amparado por la propiedad intelectual aunque podría entenderse como parte de la transacción mercantil. Aquí los detalles son de vital importancia. El vídeo es lo que se ha comprado, y el proyecto viene a ser la herramienta con la que ha sido diseñado. Si te están comprando algo, ese algo no tiene que ir acompañado de los planos e instructivos de cómo manufacturarlo. Visto así, no hay ninguna obligación en entregar el proyecto al cliente, ya que éste ha contratado un producto (un vídeo), y mientras éste haya sido entregado en los términos y condiciones acordados sin nada que genere interferencias en la entrega (como una marca de agua, o algo que contravenga los intereses del cliente), no hay ninguna razón para entregar el proyecto. ¿Por qué? Porque no entregar el proyecto no afecta en modo alguno a tu obligación contractual, que es entregar el vídeo final en el formato acordado (alta resolución).
Y si el cliente ha contratado una bolsa de horas de servicio, y no un vídeo final. ¿Estaría el proyecto dentro del acuerdo?
Pues… Tampoco. Porque el servicio de edición se elabora en función del producto (los videos) y no en función de tu herramienta de trabajo o tu flujo de edición. Se contrata tu tiempo, no tu mano de obra. A no ser que estés en relación de dependencia, es decir, con contrato laboral. Ahí ya no serías proveedor de servicios, sino empleado (las reglas cambian). Esto NO quiere decir que siendo proveedor NUNCA debas entregar el proyecto. Hay excepciones:
Cuando sí es obligatorio entregar el proyecto de edición
Cuando estás contratado como editor en relación de dependencia. Como cualquier empleado, se entiende que cualquier documento que generes bajo tu horario laboral pertenece a la empresa o a la persona que te haya contratado (esto significa firmar contrato, darte de alta en Hacienda, etc).
¿Y si me convocan como autónomo pero solo para editar?
En ese caso, tu trabajo NO es la cadena completa de manufacturación del producto, es solo una parte del proceso de producción del mismo. Si una productora audiovisual te encarga la edición de un documental y te entrega todo el material no te contrata para le devuelvas un render, te contrata para que le devuelvas un proyecto. El mismo es imprescindible para terminar el producto (luego hay que llevar a posproducción de sonido, corrección de color, etc). En resumen: es obligatorio entregar el proyecto si el mismo es imprescindible para obtener el producto final (una película, por ejemplo). De lo contrario, estarías incurriendo en una situación de mala praxis profesional.
En qué casos no está claro que debe entregarse el proyecto de edición
Pues aplicando la misma lógica, en cualquier cadena de producción audiovisual de la cual formes parte sin ser el autor del mismo (el autor no es el mismo que el que tiene los derechos de explotación, no confundir). Aunque hay usos y costumbres según la localidad que pueden poner en cuestión esta forma de verlo. Por ejemplo, aquí en Madrid me encuentro con que el colorista no tiene como hábito entregar el proyecto bajo pretexto de defender su forma de trabajar el color. En su lugar entrega un render. Esto para mí es un claro ejemplo de mala praxis audiovisual. El colorista es solo una parte de la cadena del proceso de producción del vídeo para el cual ha sido convocado para elaborar un pequeña parte del total. Yo pienso que la casa productora debe tener el corte bajo su control siempre. Esta es mi opinión como productor. Puedo estar equivocado. Abro debate.
Conclusión
Por lo general, los proyectos nunca se entregan al cliente pero sí al productor audiovisual. Si eres ese tipo de cliente, ya lo sabes: No puedes pedir lo que no te corresponde. Si eres el editor y el cliente te insiste, seguramente sea porque ya tienen a un equipo de edición para sustituirte o simplemente están queriendo sumarlo a sus archivos. Hay muchas maneras de decir no: podemos hacer como el colorista y ofrecer en su lugar un quicktime 4:4:4 ultrapesado de 200 Gbs. ¿Por cierto, qué pasa con los brutos? ¿Se aplica la misma lógica? Pues… no precisamente. Sigue leyendo aquí:
¿El cliente puede pedir los brutos de una grabación de vídeo?
Y vosotros, ¿sabéis cómo se hace en otros paises? ¿En vuestro país el colorista es también una excepción? ¡Espero vuestros comentarios!
Un abrazo y suerte.